Tradicionalmente, en la Psicología, existían modelos teóricos determinados (modelo conductual, psicodinámico, fenomenológico o humanista, etc) a los que los profesionales se adscribían para desarrollar su actividad asistencial. Sin embargo, en la actualidad, existe un creciente interés hacia la integración de distintos enfoques, aunque dicho movimiento se remonta hacia la mitad del siglo XX. Algunos acontecimientos como la aparición del cognitivismo como nueva orientación teórica o la reformulación de conceptos claves psicoanalíticos en términos conductistas por Dollard y Miller (1950), favorecieron una inclinación creciente hacia el enfoque integrador.

Otro aspecto relevante en el desarrollo de los modelos integradores lo constituyeron las investigaciones en torno a la eficacia de la psicoterapia, sus componentes y enfoques. Diversas investigaciones como las de Smith et al., (1980), Wampold et al., (1997), o Marcus et al. (2014) ponen de manifiesto que, a pesar de las diferencias teóricas entre modelos psicoterapéuticos distintos (incluso opuestos), y el interés por demostrar la superioridad relativa de unos frente a otros, la conclusión que se extrae de la revisión de la literatura hasta el momento es que ninguna orientación teórica sobresale respecto a las demás, por lo que todas ellas son igualmente eficaces.  La resolución de esta paradoja da lugar a la cuestión de la integración. Existen diferentes modelos integradores: el enfoque de los factores comunes, el eclecticismo técnico y la integración teórica.

Nuestra práctica clínica, concretamente, va en la línea del modelo integrador basado en el enfoque de los factores comunes. Esta aproximación a la integración es la más antigua de las tres, ya que surge entre 1930 y 1960 con las aportaciones de referentes como Rosenzweig, Alexander y French o Carl Rogers. En base a los estudios de Lambert (1986), en la actualidad se sabe que el 30% de la eficacia de las terapias se debe a factores comunes, el 15% a las técnicas escogidas, otro 15% a las expectativas y el efecto placebo y el 40% a variables extra-terapéuticas (es decir, acontecimientos externos, características, fortalezas y recursos del paciente).

¿En qué consiste el paradigma de los factores comunes?

Los factores comunes serían aquellas variables de la terapia psicológica que aparecen en la mayoría de los tratamientos psicológicos, que producen efectos terapéuticos, pero que no son exclusivos de un modelo teórico determinado.

Estos factores comunes a todas las psicoterapias, indican que, a la hora del tratamiento, no es tan determinante el modelo teórico que se siga, ni tampoco las técnicas específicas aplicadas por el profesional. La variable más importante en terapia son los factores comunes, del terapeuta, y sobre todo del paciente.

Entre los factores comunes más estudiados se sitúa la alianza terapéutica, esto es, el vínculo emocional que se establece entre profesional-paciente. La relación terapéutica se relaciona con el acuerdo respecto a los objetivos de la terapia, y el acuerdo sobre cómo se llevarán a cabo estos objetivos.

La Resolución de la APA (2012), concluyó que habían quedado demostrados los efectos generales asociados a las distintas psicoterapias. Entre estos factores generales, comunes a toda psicoterapia, cabría mencionar los que consideró Frank en los años 50:

(a) El establecimiento de un vínculo emocional entre terapeuta y paciente, lo que correspondería a la alianza terapéutica descrita en el párrafo anterior.

(b) La percepción de la terapia, por el paciente, como un entorno de curación

(c) El hecho de que el terapeuta ofrezca una explicación psicológica y culturalmente integrada para explicar el malestar del paciente.

(d) Aportar una explicación adaptativa (es decir, que implique opciones viables y creíbles para la superación de las dificultades específicas) y sea aceptada por el paciente.

(e) Establecer un conjunto de procedimientos o rituales en los que el paciente y el terapeuta se implican activamente, y que llevan al paciente a poner en práctica algo que es positivo, útil, o adaptativo.

De este modo, como conclusión general, los factores comunes son parte esencial en terapia, con independencia del paradigma teórico del profesional. Para que una psicoterapia sea eficaz, es imprescindible la construcción de una alianza terapéutica, el establecimiento de una meta común psicólogo-paciente, una actitud de escucha activa-no crítica– sino de aceptación, y una disposición de ayuda por parte del profesional. A ello, se sumarían otras variables como las expectativas del paciente, y sus recursos. Todo ello, configurará un ambiente seguro en el que explorar conflictos personales y dificultades, para posteriormente dirigir el proceso terapéutico hacia los objetivos del paciente.

Tras todo lo expuesto anteriormente, es importante, tener en cuenta que, en la práctica clínica, los modelos teóricos de tratamiento y las guías clínicas son necesarias para garantizar la puesta en marcha de tratamientos basados en la evidencia, y para ofrecer al terapeuta una guía y una coherencia en su labor asistencial, pero no hay que aferrarse únicamente a estos; los factores comunes son parte esencial del éxito terapéutico.

Fuentes bibliográficas:

  • del Cid, L. B. G., & Blanquerna, F. P. C. E. E. (2016). Integración en Psicoterapia.
  • Jarne, A. (2015). Manual de psicopatología clínica. Herder Editorial.
  • Uribe Restrepo, M. (2008). Common Factors and Integration of Psychotherapies. Revista Colombiana de Psiquiatría, 37, 14-28.

Paloma Martín Guerrero.
Psicóloga General Sanitaria Centro Psicohuma.

PSICOTERAPIA BAJO EL MODELO INTEGRADOR DE FACTORES COMUNES
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