El síndrome de Peter Pan tiene su origen en los años 80 de la mano de Dan Kiley y de su obra The Peter Pan Syndrome: Men who have never grown up. Su nombre procede del personaje ficticio creado por el escritor escocés James Matthew Barrie y cuenta la historia de un joven que no quiere crecer y rechaza el mundo de los adultos. En la actualidad, no existe evidencia que muestre que dicho síndrome sea un trastorno psicológico existente y no se encuentra listado en la Clasificación Internacional de Enfermedades, 10ª edición (OMS).

En la cultura popular, este síndrome está relacionado con la evitación o rechazo de los roles asociados a la edad, la presencia de dificultades para aceptar el tránsito a esta nueva etapa y una resistencia a asumir las responsabilidades propias de la fase evolutiva adulta en la que se encuentra la persona. La base de este fenómeno como indica Rossi, Antonella y Rubiolo, Valentina (2011), la podemos encontrar en una inmadurez emocional e inseguridad vinculada al temor de no ser queridos o aceptados. Este temor tiene su origen en la inseguridad que sienten en sus relaciones interpersonal al poder ser rechazados o no aceptados por los demás, por lo que se refugian en la niñez, que le devuelve su comodidad del día a día sin tener que pensar en exceso en su relación con los demás. Algunos autores relacionan el resultado de esta forma de relacionarse con el mundo, como consecuencia de la vivencia de infancias complicadas (experiencias de trabajo en la infancia o niños a los que se les ha exigido asumir roles que no corresponden con su edad), lo que promueve la inversión del roles durante el proceso de adultez.

Como indica Dan Kiley (1983), las tendencias comportamentales de las personas con el supuesto Síndrome de Peter Pan se caracterizan por la dificultad de expresar de forma adaptativa las emociones, alargar o posponer las responsabilidades hasta convertirlas en una obligación,  establecer relaciones sociales poco profundas y una actitud de rebeldía ante las normas y los límites. Aunque sin olvidar que no estamos ante un trastorno metal, esta tendencia relacional puede interferir en el correcto desarrollo personal y en la aparición de dificultades en el ámbito social y familiar como problemas para expresar emociones, obstáculos para establecer relaciones entre iguales más profundas, postergación de actividades y sentimientos de enojo hacia miembros de la familia ante su inseguridad y negativa a aceptar responsabilidades. El trabajo individual y en el ámbito familiar suele ser fundamental, ya que generalmente la familiar suele jugar un papel protagonista tanto en el posible mantenimiento del problema como en su resolución.

 

Mª Ángeles Pérez Recuerda.
Psicóloga colaboradora Centro Psicohuma.

Referencias:
Rossi, Antonella y Rubiolo, Valentina (2011). SÍNDROME DE PETER PAN, TRASTORNO NARCISISTA DE UNA ÉPOCA. III Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología XVIII Jornadas de Investigación Séptimo Encuentro de Investigadores en Psicología del MERCOSUR. Facultad de Psicología – Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.
El síndrome de Peter Pan
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